jueves

El cuento de cuentos jamás contado(2)

Y continuó... Se despertó un día en su, cada vez más habitual, envoltorio de sudor y lágrimas tras una mala actuación en un cuento. Este constaba más o menos de los mismos recursos que cualquier otro, pero esta vez a nadie le interesó. El autor era un escritor joven y con muchas ganas, que deslumbraba con sus relatos a todo el que los leyera, pero basaba su éxito en la pasionalidad de su prosa. Total, que contrató al archienemigo de nuestra querida muletilla: La moraleja.
Nuestra protagonista mantenía un relación de amor-odio con su compañera. Se odiaban como el árbol odia a la brisa, que tira sus hojas cuando el otoño nos deprime después de las vacaciones y, aun así, se querían por formar parte de un todo que estaba por encima de cualquier sentimiento. Tras varios encontronazos no deseados, nuestra amiga estaba al borde del colapso, no necesitaba que nadie cuestionara su identidad, ni su forma de trabajar, no necesitaba alagos ni desprecios pero, por supuesto, la gran mayoría de las veces necesitaba a su archienemiga para poder existir.
A la tarde siguiente se encontraron por casualidad, siendo leídas por un grupo de estudiantes en la biblioteca. La muletilla, siempre amigable, la saludó cordialmente, dejando evidente en su gesto que era suficientemente frívola como para enzarzarse en una lucha. Pero La Moraleja, dando sentido a su fama de alborotadora, comenzó una agresión verbal en la que no vamos a profundizar porque no merece la pena. La Muletilla no aguantó la presión de sentirse atacada, y se apagó como se apagan las velas de una tarta de cumpleaños después del alboroto de la fastidiosa cancioncilla. Continuará...